Manifestación SEAT noviembre 2005

Manifestación SEAT noviembre 2005
Carlos Vallejo, Lopez Bulla, Gianni Bombacci y Bruno Trentin

jueves, 15 de septiembre de 2011

Exposició SEAT Arquitectura de la Repressió 1950-1976 Museu d'Història de l'Hospitalet - Casa Espanya 21 de Setembre - 30 novembre

Exposició SEAT Arquitectura de la Repressió 1950-1976
Museu d'Història de l'Hospitalet - Casa Espanya
21 de Setembre - 30 novembre

Inauguració 20 Setembre 19.30 h
Carles Vallejo, President Memorial Democràtic Treballadors/es de SEAT
Núria Marín, Alcaldessa de l'Hospitalet de Llobregat
Museu d'Història de l'Hospitalet - Casa Espanya

Programa d’activitats:
Lloc - Can Riera, espai de memòria democràtica de l’Hospitalet de Llobregat

• 18 octubre, 19h

40 aniversari de l’ocupació de SEAT en memòria de Ruiz Villalba
Projecció del documental sobre l’ocupació de la SEAT de Tania Ballo (20 minuts), coproducció del Memorial Democràtic de la Generalitat de Catalunya i del Memorial Democràtic Treballadors/es de SEAT
Lectures poètiques i testimonis

• 27 de octubre, 18 h

Projecció del curtmetratge Seat 600, símbol d’una època (15 minuts) Director Paco Ruiz - Producció Cinema Hall 2000 de Molins de Rei i Memorial Democràtic Treballadors/es SEAT
Projecció del documental de TV3 El retrovisor. 50 anys de l’aniversari del 600 (40 minuts), de Montse Armengou i Mireia Pigrau. Tracta de la importància social del 600 com a símbol del desarrollisme que va fer anar sobre rodes milers d'espanyols i el mateix règim franquista.
Presentació Francesc Prieto, historiador i Montse Armengou, periodista i realitzadora de televisió.

• 22 de octubre, 11h

Assemblea de l’associació Memorial Democràtic Treballadors/es SEAT

• 3 de Novembre, 19 h

Hospitalet i SEAT una historia compartida
Nadia Varo, Historiadora - Antonio Mayo, Vicepresident Memorial Democràtic Treballadors/es SEAT - José Antonio Montoya, treballador de SEAT i President de la Comissió de Festes de Bellvitge, Carles Vallejo President del Memorial Democràtic Treballadors/es SEAT
Can Riera 19 hores

• Visites guiades a l’exposició els diumenges
9 d’octubre, 6 de novembre i 27 de novembre a las 12 h

Exposición MEMORIAL SEAT Museu Historia Hospitalet

lunes, 6 de junio de 2011

Presentació del catàleg de l'exposició "Seat 1950-1977, l’arquitectura de la repressió"

Exposició "Seat 1950-1977, l’arquitectura de la repressió"

Seat 1950-1977, l’arquitectura de la repressió és una mostra que gira entorn del model de control i repressió de l’empresa SEAT sobre la població obrera, així com el nou sindicalisme nascut a la fàbrica, que esdevingué un model de lluita antifranquista per a la classe treballadora. L'exposició, comissariada pel professor d’història Contemporània de la UAB Josep Puigsech, inclou fotografies, objectes i plànols arquitectònics. El disseny de l’espai ha anat a càrrec de Lluís Danés. Ha estat organitzada pel Memorial Democràtic i pel Memorial Democràtic dels Treballadors de Seat.

En el marc de l’exposició, dimecres 8 de juny a les 18h es farà una visita guiada a l’exposició i a les 19h, es presentarà el catàleg de l'exposició. Hi participaran Marià Hispano, de l’empresa Dos Punts Documentació i Cultura, Lluís Danés, director de cinema i productor cultural i Carles Vallejo, treballador de Seat i president del Memorial Democràtic de Seat.

Lloc: Museu d'Història de Catalunya Palau de Mar (planta baixa i sala d’actes)

Pl. de Pau Vila, 3 (Palau de Mar) BARCELONA

lunes, 30 de mayo de 2011



Itineraris per la memòria història
Visita guiada a les exposicions

'Seat 1950-1977, l’arquitectura de la repressió' - Museu d'Història de Catalunya
Ja tenim 600 - Museu d’Història de Barcelona

Dissabte 4 de juny

Punt de trobada, 10 hores, planta baixa CCOO Via Laietana 16 Barcelona
Inscripcions i reserves a uscob1@ccoo.cat i tel. 93 481 28 03

Exposició 'Seat 1950-1977, l’arquitectura de la repressió'

La mostra gira entorn del model de control i repressió de l’empresa SEAT sobre la població obrera, així com el nou sindicalisme nascut a la fàbrica, que esdevingué un model de lluita antifranquista per a la classe treballadora. L'exposició, comissariada per Josep Puigsech, inclou fotografies, objectes i plànols arquitectònics. El disseny de l’espai ha anat a càrrec de Lluís Danés. Ha estat organitzada pel Memorial Democràtic i pel Memorial Democràtic dels Treballadors de Seat.

La seu del Museu d'Història de Catalunya es troba al Palau de Mar a Barcelona.
Pl. Pau Vila, 3
Barcelona

Exposició Ja tenim 600

Ja tenim 600! és una de les exposicions flaix del MUHBA, destinades a presentar noves peces de la col•lecció, en aquest cas, el Seat 600 cedit al museu pel Sr. Carles Vallejo, president del Memorial de Treballadors de Seat. Quan fa seixanta anys de la constitució de l’empresa, el Seat 600 constitueix un excel•lent fil conductor per abordar la capacitat de represa de Barcelona sota el pes de la dictadura franquista.

Plaça del Rei, s/n
08002 Barcelona

jueves, 19 de mayo de 2011

Los españoles trabajan más, cobran menos y se jubilan más tarde que los alemanes

Los españoles trabajan más, cobran menos y se jubilan más tarde que los alemanes

Merkel quiere unifique la edad de jubilación y las vacaciones en la UE Los españoles trabajan un 19% más de horas que los alemanes Sin embargo, son menos productivos, según datos de la OCDE La edad real de jubilación es más alta en España aunque la oficial es igual

La canciller alemana, Angela Merkel, ha lanzado una polémica propuesta al asegurar que se debería unificar la edad de jubilación y las vacaciones en los distintos países de la Unión Europea (UE). Además, ha señalado especialmente a aquellos en los que la crisis de deuda ha sido más fuerte, como España.

"Se trata de que en países como Grecia, España, Portugal no se puedan producir jubilaciones antes que en Alemania y de que todos se esfuercen un poco de igual manera, esto es importante", ha afirmado la canciller.

Sin embargo, ¿hay tantas diferencias entre los países? Pues, al menos entre España y Alemania parece que la respuesta es negativa, según los datos de diversos organismos. No parece haber más vacaciones y la edad de jubilación real es incluso mayor en el caso español.
Trabajar más para cobrar menos

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), los españoles trabajaron 1.653 horas anuales en 2009 frente a las 1.389 horas de los alemanes, un 19% más que no tuvo su contraprestación en los salarios. El sueldo medio alemán fue de 42.400 euros frente a los 23.200 euros del español.

Así, la productividad por hora trabajada fue del 93,5% del Producto Interior Bruto (PIB) para el alemán medio frente al 82,2% del español. No obstante, las vacaciones fueron similares en ambos países: cuatro semanas (24 días laborales) en Alemania y 30 días naturales en España.

Al problema de la productividad se suma el drama del paro. La tasa de desempleo española alcanzó el 21,3% de la población activa en el primer trimestre de 2011, mientras que en Alemania bajó al 7,1%, el porcentaje más bajo desde la Reunificación. España, con 45,9 millones de habitantes tiene casi cinco millones de parados, mientras que Alemania, con 81,8 millones, tiene menos de tres millones de desempleados.

Respecto a la presión fiscal, los impuestos directos y pagos a la Seguridad Social de los trabajadores españoles representó un 19,7% de sus salarios en 2009; mientras los alemanes contribuyeron con un 41,3% de sus sueldos. Sin embargo, las empresas germanas tributaron menos: un 1,3% del PIB frente al 2,2% de las españolas, según la OCDE.

El organismo internacional calcula que el PIB per capita español fue de 103 puntos en 2009 frente a los 116 de los alemanes.

No obstante, un rasgo mejor de España frente a Alemania es que la brecha salarial entre hombres y mujeres es inferior a la alemana, un 16,1% y un 23,2%, respectivamente.
Los españoles se jubilan más tarde

Las críticas de Merkel tienen poco fundamento en el caso de las pensiones y jubilaciones al comparar los datos con España, ya que en ambos países hay muchas similitudes.

La esperanza de vida de los hombres es de 78,6 años en España -que tiene de población 45,9 millones de personas- frente a los 77,8 de Alemania -con 81,8 millones de población-. Mientras, las mujeres españolas viven de media 84,9 años y las alemanas, 82,8 años.

En ambos países la edad de jubilación oficial está en los 65 años y en ambos también se ha aprobado una reforma para elevarla a los 67 años progresivamente. Sin embargo, la edad real de jubilación es, precisamente, más alta en el caso de España.

Los trabajadores españoles se jubilan de media a los 62,8 años mientras que los alemanes lo hacen a los 61,5, según el informe 'Pensions at a Glance' publicado por la OCDE el pasado mes de abril.

La pensión mínima es de 570 euros al mes en España con 14 pagas mientras que en Alemania el cálculo se realiza por medio de un sistema de puntos, con lo que es más difícil su cálculo.

Por cada año trabajado se suma un punto y después, al retirarse, el número de puntos se multiplica por el 'valor de los puntos de pensión', que este año será de 329 euros. Como en Alemania hay que trabajar al menos cinco años para recibir una pensión, la mínima es de 1.645 euros.

Aunque se habla de que la población española está envejeciendo mucho, lo cierto es que el porcentaje de mayores de 65 es menor que en Alemania. En España, el 26,8% de la población supera esa edad mientras que en Alemania el porcentaje es del 32,2%.

De este modo, Alemania también gasta más en las pensiones, un 11% del PIB mientras que España destina el 8%. El número de personas que trabajan por cada mayor de 65 año es de 3,7 en España y de 3 en el caso alemán.
Dos mundos diferentes

La tasa de mortalidad es parecida en ambos países, entre 520 y 575 fallecidos por cada 100.000 habitantes en 2009, según la OCDE. Sin embargo, en España hay más accidentes laborales serios que en Alemania (85 y 66, respectivamente) y menos camas por hospital (324 y 820, respectivamente). Por tasa de suicidios, Alemania con 9,5 por cada 100.000 habitantes supera los 6,5 de España.

En educación, la tasa de abandono escolar prematuro es del 31% en España frente al 11,1% de Alemania, según el organismo internacional. Además, un 59% de los hogares españoles tuvo acceso a Internet en 2010 frente al 82% de los alemanes. El gasto público en investigación representó un 1,38% del PIB español en 2009 frente al 2,82% de Alemania.

En cuanto a gasto en energía, los alemanes pagan más por la gasolina pero menos por la luz. Según Eurostat, los germanos pagaban 0,13 euros por kilovatio/hora en 2010 frente a los 0,14 euros de los españoles, cuyas facturas siguen encareciéndose. Por el gas, la misma situación: 11,5 y 12,7 euros por gigajulio, respectivamente.

No obstante, según el último boletín petrolero de la Unión Europea, el litro de gasolina vale 1,54 euros en Alemania frente a los 1,34 euros de España; mientras que el litro de diesel vale 1,35 y 1,24 euros, respectivamente.

J. González | J. A. Navas | Madrid

martes, 17 de mayo de 2011

Recordant a en Miguel Nuñez



Recordant a en Miguel Nuñez


La SEAT, amb més de 25.000 treballadors concentrats a la Zona Franca, era un gegant industrial. Però al 1969 no tenia el paper que per les seves dimensions li pertocava en el moviment obrer. Quan el Comitè de Barcelona del PSUC, dirigit pel Miguel, va agafar les regnes a la SEAT, es va revifar la lluita.


La primera vegada que vaig veure a en Miguel Nuñez, Saltor de nom de guerra, va ser al desembre de 1969 en una reunió del Comitè del PSUC de SEAT.


Per les extraordinàries mesures de seguretat adoptades per la reunió, amb nombroses cites prèvies, vaig suposar que vindria algú important.


En Camps (Isidor Boix) va presentar al membre “de la direcció” com a camarada Saltor. Va ser molt després que vaig saber que es tractava d’en  Miguel Nuñez


Les reunions amb el Miguel eren molt importants, no només perquè representava la direcció del PSUC, “el Partit” amb majúscula com dèiem llavors, si no, sobretot, per les seves paraules, les seves anàlisis de l’evolució política del país i del paper de les mobilitzacions dels treballadors de SEAT. A les reunions l’escoltàvem gairebé amb devoció però ell sempre donava peu a la discussió; parlàvem de la fàbrica i del món mentre escoltava atentament les nostres opinions.


Les seves paraules eren tota una injecció d’optimisme i d’esperança en la lluita. Quedàvem bocabadats amb les seves conclusions ja que interpretava el que pensàvem i ens plantejava alternatives com si fos ell el qui treballés a la SEAT.


Nosaltres, joves entre vint i trenta anys, traslladàvem amb total autonomia a la Comissió Obrera de SEAT les reflexions i les propostes que havíem discutit al Partit amb l’Isidor i  el Miguel.


Com diu Pedro Lopez Provencio: “El partit orientava i la Comissió Obrera decidia”.


El que és segur és que el treball i les orientacions d’en Miguel Nuñez van contribuir de manera considerable al creixement del moviment obrer de SEAT, que va esdevenir un bastió en la lluita per les llibertats i els drets dels treballadors i les treballadores.


Gairebé quaranta anys després, torno a reunir-me assíduament amb en Miguel durant tot el 2008. Puntualment, un cop al mes recollia amb el meu cotxe a l’Angel Rozas al passeig de Sant Joan, travessàvem el túnel de la Rovira i anàvem fins a la residència a petar la xerrada amb en Miguel.


Il·lusionat com sempre, ens explicava els seus projectes i el preocupava no ser a temps d’acabar la pel·lícula. Em preguntava sobre la SEAT. Li va interessar molt la nostra tasca de recuperació de la memòria històrica, tant és així que en una de les escenes del film de l’Albert Solé se’l veu llegint una carta del Memorial Democràtic dels Treballadors de SEAT.


L’última visita va ser el dimecres 12 de novembre de 2008; l’Angel i jo ja no vam poder parlar-hi.


L’endemà ens van comunicar la seva mort. Havia guanyat dignament la seva darrera lluita.


Gracias, Miguel, por tu fe laica en la humanidad y tu optimismo revolucionario.


Carles Vallejo
President del memorial Democràtic
dels Treballadors i Treballadores de SEAT

Projeccions: SEAT 600 símbol d'una època i el retrovisor i 50 aniversari del 600





El Memorial Democràtic, el Museu d’Història de Catalunya i el Memorial Democràtic de Treballadors i Treballadores de SEAT us inviten a la projecció del curtmetratge

'SEAT 600, símbol d'una època'

dirigit per Paco Ruiz 

i el documental

'El retrovisor. 50 aniversari del 600'

produït per TV3 i realitzat per Montse Armengou  

 Projeccions complementàries a l’exposició  
 'SEAT 1950-1975. L’Arquitectura de la repressió'

Dijous, 19 de maig, a les 19 h
Museu d’Història de Catalunya
Plaça Pau Vila, 3, Barcelona


 

Recordant a en Miguel Nuñez



Recordant a en Miguel Nuñez


La SEAT, amb més de 25.000 treballadors concentrats a la Zona Franca, era un gegant industrial. Però al 1969 no tenia el paper que per les seves dimensions li pertocava en el moviment obrer. Quan el Comitè de Barcelona del PSUC, dirigit pel Miguel, va agafar les regnes a la SEAT, es va revifar la lluita.


La primera vegada que vaig veure a en Miguel Nuñez, Saltor de nom de guerra, va ser al desembre de 1969 en una reunió del Comitè del PSUC de SEAT.


Per les extraordinàries mesures de seguretat adoptades per la reunió, amb nombroses cites prèvies, vaig suposar que vindria algú important.


En Camps (Isidor Boix) va presentar al membre “de la direcció” com a camarada Saltor. Va ser molt després que vaig saber que es tractava d’en  Miguel Nuñez


Les reunions amb el Miguel eren molt importants, no només perquè representava la direcció del PSUC, “el Partit” amb majúscula com dèiem llavors, si no, sobretot, per les seves paraules, les seves anàlisis de l’evolució política del país i del paper de les mobilitzacions dels treballadors de SEAT. A les reunions l’escoltàvem gairebé amb devoció però ell sempre donava peu a la discussió; parlàvem de la fàbrica i del món mentre escoltava atentament les nostres opinions.


Les seves paraules eren tota una injecció d’optimisme i d’esperança en la lluita. Quedàvem bocabadats amb les seves conclusions ja que interpretava el que pensàvem i ens plantejava alternatives com si fos ell el qui treballés a la SEAT.


Nosaltres, joves entre vint i trenta anys, traslladàvem amb total autonomia a la Comissió Obrera de SEAT les reflexions i les propostes que havíem discutit al Partit amb l’Isidor i  el Miguel.


Com diu Pedro Lopez Provencio: “El partit orientava i la Comissió Obrera decidia”.


El que és segur és que el treball i les orientacions d’en Miguel Nuñez van contribuir de manera considerable al creixement del moviment obrer de SEAT, que va esdevenir un bastió en la lluita per les llibertats i els drets dels treballadors i les treballadores.


Gairebé quaranta anys després, torno a reunir-me assíduament amb en Miguel durant tot el 2008. Puntualment, un cop al mes recollia amb el meu cotxe a l’Angel Rozas al passeig de Sant Joan, travessàvem el túnel de la Rovira i anàvem fins a la residència a petar la xerrada amb en Miguel.


Il·lusionat com sempre, ens explicava els seus projectes i el preocupava no ser a temps d’acabar la pel·lícula. Em preguntava sobre la SEAT. Li va interessar molt la nostra tasca de recuperació de la memòria històrica, tant és així que en una de les escenes del film de l’Albert Solé se’l veu llegint una carta del Memorial Democràtic dels Treballadors de SEAT.


L’última visita va ser el dimecres 12 de novembre de 2008; l’Angel i jo ja no vam poder parlar-hi.


L’endemà ens van comunicar la seva mort. Havia guanyat dignament la seva darrera lluita.


Gracias, Miguel, por tu fe laica en la humanidad y tu optimismo revolucionario.


Carles Vallejo
President del memorial Democràtic
dels Treballadors i Treballadores de SEAT

viernes, 13 de mayo de 2011

Recordant a en Miguel Nuñez



La SEAT, amb més de 25.000 treballadors concentrats a la Zona Franca, era un gegant industrial. Però al 1969 no tenia el paper que per les seves dimensions li pertocava en el moviment obrer. Quan el Comitè de Barcelona del PSUC, dirigit pel Miguel, va agafar les regnes a la SEAT, es va revifar la lluita.

La primera vegada que vaig veure a en Miguel Nuñez, Saltor de nom de guerra, va ser al desembre de 1969 en una reunió del Comitè del PSUC de SEAT.

Per les extraordinàries mesures de seguretat adoptades per la reunió, amb nombroses cites prèvies, vaig suposar que vindria algú important.

En Camps (Isidor Boix) va presentar al membre “de la direcció” com a camarada Saltor. Va ser molt després que vaig saber que es tractava d’en  Miguel Nuñez

Les reunions amb el Miguel eren molt importants, no només perquè representava la direcció del PSUC, “el Partit” amb majúscula com dèiem llavors, si no, sobretot, per les seves paraules, les seves anàlisis de l’evolució política del país i del paper de les mobilitzacions dels treballadors de SEAT. A les reunions l’escoltàvem gairebé amb devoció però ell sempre donava peu a la discussió; parlàvem de la fàbrica i del món mentre escoltava atentament les nostres opinions.

Les seves paraules eren tota una injecció d’optimisme i d’esperança en la lluita. Quedàvem bocabadats amb les seves conclusions ja que interpretava el que pensàvem i ens plantejava alternatives com si fos ell el qui treballés a la SEAT.

Nosaltres, joves entre vint i trenta anys, traslladàvem amb total autonomia a la Comissió Obrera de SEAT les reflexions i les propostes que havíem discutit al Partit amb l’Isidor i  el Miguel.

Com diu Pedro Lopez Provencio: “El partit orientava i la Comissió Obrera decidia”.

El que és segur és que el treball i les orientacions d’en Miguel Nuñez van contribuir de manera considerable al creixement del moviment obrer de SEAT, que va esdevenir un bastió en la lluita per les llibertats i els drets dels treballadors i les treballadores.

Gairebé quaranta anys després, torno a reunir-me assíduament amb en Miguel durant tot el 2008. Puntualment, un cop al mes recollia amb el meu cotxe a l’Angel Rozas al passeig de Sant Joan, travessàvem el túnel de la Rovira i anàvem fins a la residència a petar la xerrada amb en Miguel.

Il·lusionat com sempre, ens explicava els seus projectes i el preocupava no ser a temps d’acabar la pel·lícula. Em preguntava sobre la SEAT. Li va interessar molt la nostra tasca de recuperació de la memòria històrica, tant és així que en una de les escenes del film de l’Albert Solé se’l veu llegint una carta del Memorial Democràtic dels Treballadors de SEAT.

L’última visita va ser el dimecres 12 de novembre de 2008; l’Angel i jo ja no vam poder parlar-hi.

L’endemà ens van comunicar la seva mort. Havia guanyat dignament la seva darrera lluita.

Gracias, Miguel, por tu fe laica en la humanidad y tu optimismo revolucionario.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Otras visiones de Seat: Las sombras del progreso

Otras visiones de Seat: Las sombras del progreso

La memòria dels treballadors de SEAT

És el present el que escull el propi passat. Walter Benjamin

La memòria dels treballadors de SEAT

Des de la seva fundació el 1950 SEAT ha tingut un pes determinant en la història econòmica, social i política de Catalunya. Més de cinquanta mil persones procedents de tota España van treballar a SEAT en algun moment de la seva vida.
La que havia de ser l’empresa model del règim franquista s’erigí en referent de la lluita antifranquista en la que es forjaren milers de quadres sindicals i polítics.
La repressió s’acarnissà especialment en els treballadors i les treballadores de SEAT que vam pagar molt cara la nostra lluita per les llibertats. Milers de nosaltres vam patir represàlies de tota mena: acomiadaments, presó, tortures, llistes negres i exili.
El treballador de SEAT Antonio Ruiz Villalba va morir a conseqüència dels trets de la policia franquista durant la ocupació de la factoria de la Zona Franca el 18 d’octubre de 1971.
En l’imaginari col•lectiu, SEAT no només és el 600 que va motoritzar l’Espanya del “desarrollismo”, si no sobre tot uns treballadors coneguts per la seva combativitat en defensa dels drets laborals i sindicals.
Era famosa la frase: “Quan la SEAT esternuda Catalunya y Espanya es constipen”.

Paternalisme: repressió i jerarquia

El primer president de SEAT fou el comandant d’enginyers José Ortiz Echagüe, essent militars la majoria dels seus quadres directius.
Durant el franquisme les relacions laborals de SEAT es fonamentaven en la repressió i el paternalisme; la lleialtat a l’empresa i la disciplina eren els principis fonamentals d’una organització del treball militaritzada.
Per garantir la docilitat de la plantilla, la gestió de la mà d’obra s’articulava en una dualitat paternalista i represiva basada en un sistema de sancions i premis.
La selecció del personal es gestionava per mitjà de filtres policials i de recomanacions, tenint preferència els treballadors procedents del camp sense experiència industrial.
El departament de personal estava directament implicat en la repressió, en contacte directe amb la brigada politico-social i amb una plantilla de policia secreta contractada per perseguir als activistes sindicals a la fàbrica.

La Responsabilitats social de les empreses respecte al seu passat.

Essent membre del Comitè Europeu de Volkswagen, el 1990 vaig tenir ocasió de visitar a Volsburg una excel•lent exposició, realitzada per la fundació Volkswagen, sobre el treball forçat a les seves fàbriques durant la segona guerra mundial. És un bon exemple de com la societat alemanya encara explica el seu passat a les noves generacions. A Espanya les empreses que foren còmplices de la repressió franquista i es van aprofitar de la falta de llibertats per incrementar els seus beneficis, mai han rendit comptes del seu passat, amagant la seva història en comptes de posar en valor la lluita dels seus treballadors contra la dictadura i per la democràcia.

Víctimes de la banalitat del mal

Fa quaranta anys, en ple estat d’excepció i després de vint dies als calabossos de Via Laietana, el comissari Genuino Navales (Cap de la secció de la Brigada Politico Social encarregada de la repressió dels treballadors de SEAT), em deia mentre em torturava: “No seas ingenuo, yo soy un profesional de la policía con Franco, seré policía con la democracia y también lo seré cuando manden los tuyos”. Malauradament les seves paraules van ser premonitòries del que fou la nostra transició: va ascendir en l’escalafó policial i fou nomenat Director General de Protecció Civil en 1982, en plena democràcia.
Referint-se a Adolf Heichman, Hanna Arendt ens va deixar unes excel•lents pàgines sobre la “banalitat del mal” dels obedients i eficaços funcionaris dels camps d’extermini nazis. No fa tants anys, als nostre país eficaços funcionaris també ens torturaven, amb la subtil diferència que en democràcia els fou reconeguda la seva carrera professional, al contrari de la majoria de les seves anònimes víctimes que van veure les seves vides truncades.

La crisi del paradigma antifeixista

Michel Wieviorka assenyalava “els testimonis tenim l’imperatiu moral de la memòria”. La no transmissió dels valors de la cultura democràtica antifeixista i el tractament “light” del passat feixista és el terreny abonat per el ressorgiment dels discursos xenòfobs post i neofeixistes.
La meva intenció no és aclaparar amb el dolor i la tràgica experiència que va marcar les vides dels que ens diuen “testimonis”, però hem d’entestar-nos en transmetre els valors que impregnaven la nostra lluita per la dignitat humana.

La representació de l’horror

Les paraules no basten per transmetre l’experiència de la repressió; mentre el relat dels historiadors ens permet fer una aproximació descriptiva, amb la proposta de Lluis Danés per l’exposició, SEAT 1950-1976 Arquitectura de la Repressió, crec que podem aproximar-nos a una representació visual i emocional de la banalitat del mal i transmetre el seu significat històric des de la subjectivitat dels milers de treballadors i treballadores de SEAT que van lluitar contra el que estava establert durant els anys grisos de la dictadura..

Carles Vallejo
Treballador de SEAT i president del Memorial de SEAT

lunes, 7 de febrero de 2011

iquel Àngel Falguera i Baró Magistrado Tribunal Superior de Justicia de Catalunya

Debate sobre Seguridad Social, Izquierda y Fraternidad

No es mi intención valorar ahora el reciente acuerdo sobre las pensiones. No lo haré por falta de tiempo; pero también porque hace ya muchos años que he tomado la decisión de estudiar a fondo las normas tras ser publicadas en el BOE. En caso contrario corro el riesgo –la edad y la mala vida pasan factura- de acabar confundiendo el contenido del acuerdo inicial, el anteproyecto, el proyecto y la propia ley y equivocarme, a la hora de la aplicación, en la regulación concreta.

En todo caso, afirmo sin ambages que los sindicatos han cumplido con su papel constitucional. Ante el ruido del cabreo de la derecha (¡qué triste eso de basar toda la estrategia política en “el tú no sirves, yo lo hago mejor y no arrimo el hombro porque estás tu”!), el corporativismo egoísta de mucha gente y las críticas de traición desde la izquierda radical, cabrá recordar que los sindicatos han hecho lo que tenía que hacer como tales sindicatos: intentar parar en lo posible el golpe auspiciado por los centros oligárquicos de poder contra la Seguridad Social, con la resignación cómplice del gobierno. Puede uno estar de acuerdo o no con concretas medidas, pero en todo caso hay algo que resulta indiscutible: sin el pacto la reforma hubiera sido mucho peor. Y sólo por eso es positivo. Otra cosa, ciertamente, son las formas: no sé hasta qué punto el secretismo en la negociación era el apropiado tras una huelga general.

Si los críticos desde la izquierda quieren buscar culpables habrá que mirar al bosque y no empezar a dar hachazos a los únicos árboles –los sindicatos- que han resistido mal que bien a la derrota de la izquierda por el neoliberalismo.
Porque, ¿qué dice la izquierda en general y en sus múltiples expresiones sobre cuál debe ser el futuro de la Seguridad Social y, más allá, de las políticas sociales en los actuales estados opulentos? Prácticamente nada. Sólo mantener el estatus quo.

Y creo que ése es el error de la izquierda en materia de Seguridad Social, como en tantos otros aspectos: seguir reivindicando el pacto welfariano, sin darse cuenta que éste es simple papel mojado. Porque la Seguridad Social es algo más que “eso” que parece estar ahí desde siempre para asegurarnos las pensiones. Es una expresión histórica concreta de una de las tres patas de la democracia: la fraternidad. Es decir, el derecho de todos los ciudadanos y ciudadanas a que la sociedad –o, si se prefiere, aunque a mi particularmente no me gusta, el Estado- les garantice una vida digna ante cualquier situación de necesidad, cuando no sean económicamente productivos o por falta de ingresos suficientes, para que puedan desarrollar toda su potencialidad como seres humanos. En definitiva, el “derecho a la felicidad” de los padres constituyentes americanos (que actualmente, por cierto, está en trámite de plasmación en la Constitución brasileña)

Cuando empiezo mis clases sobre Derecho de la Seguridad Social siempre uso el mismo punto de partida –a fin de que los alumnos entiendan qué es la Seguridad Social-: el Título Cuarto del Libro Sexto de las Leyes de Indias. En él se regulan las Cajas de censos y bienes de la comunidad. Ocurre que cuando las fuerzas colombinas llegan al Nuevo Mundo encuentran un sistema de organización social muy peculiar en las comunidades indígenas cuyo sustento es básicamente agrícola: las tierras son comunales, se trabajan por todos y las ganancias se distribuyen en tercios: uno para la propia comunidad –y, obviamente, el cacique-, otro para las personas que trabajan las tierras y otro a favor de los sujetos que no pueden trabajar, por razón de edad o invalidez. Los castellanos no tocaron básicamente el sistema –sin duda que la labor de Fray Bartolomé de las Casas y sus seguidores fue fecunda-, limitándose a apropiarse del tercio de ganancias “institucional”. Pues bien: ese otro tercio destinado a los ciudadanos no productivos es lo que, en términos actuales, denominamos Seguridad Social.

Ese fenómeno comunitarista fue también observado por otras potencias europeas en sus políticas coloniales (sin que consten que dictaran leyes para su mantenimiento). Y de ahí surgió la noción de la Ilustración del buen salvaje. Y, por cierto, la idea marxiana del comunismo primitivo. Y de ello nace el concepto de fraternidad, como forma de estructuración racional y solidaria de la sociedad (idea que puede ya encontrarse en Platón y en diversas prácticas de múltiples religiones, también la cristiana inicial)

A lo largo de los dos últimos siglos la gran divergencia entre la izquierda y la derecha –ahora que muchos se preguntan en que se diferencian- es que ésta sólo hacía énfasis en uno de los elementos esenciales de la democracia, la libertad (no estoy hablando de fascismos o tradicionalismos, sino de la derecha liberal). Mientras que la izquierda integraba en sus valores también la igualdad y la fraternidad (aunque, ciertamente, en muchas ocasiones reivindicando la supresión temporal de la libertad a fin de conseguir una sociedad perfecta)

La solidaridad social se plasmó en los orígenes del sindicalismo a través del mutualismo (de tal manera que en buena parte, entonces no se diferenciaba entre éste y el sindicato, siguiendo la lógica gremial) Y conforme la lucha de los trabajadores cobró fuerza, ese mutualismo se integró en el Estado, aunque desplazando la responsabilidad a los empresarios, como dadores de trabajo. Es lo que se conoce como seguros sociales, en definitiva, una especie de contrato de seguro, al que debían hacer frente esencialmente los empleadores, pues eran ellos los que, a la postre, se lucraban con el riesgo del trabajo.

Sin embargo, ese modelo bismarkiano quebrará con la implantación de la Seguridad Social, propiamente dicha, con las nuevas políticas de distribución de rentas norteamericanas tras la crisis del 29 y, significativamente en Europa, al finalizar la Segunda Guerra Mundial. A partir de entonces una parte de las ganancias de los ciudadanos activos se destinan a dotar de ingresos a los ciudadanos que no pueden serlo. Esa es –a la postre, redescubierta, pues ya se practicaba en sociedades “primitivas”- la idea de la Seguridad Social. Por tanto, cabrá recordar que la Seguridad Social no ha estado siempre ahí: tiene apenas siete decenios. Y, en España sólo se implantó hace cuarenta y cinco años (por cierto, cabría empezar a desterrar esa idea popular que “Franco sólo hizo algo bien: la Seguridad Social”; si la oligarquía no se hubiera levantado en armas contra la República, el sistema se habría impuesto mucho antes, como en el resto de Europa). Pues bien, la Seguridad Social no es ninguna concesión de las clases opulentas. Al margen de la secular lucha del movimiento obrero surge por dos realidades conexas: la existencia de un modelo social alternativo en media Europa (la URSS y anejos que, con todos sus horrores aseguraban a los ciudadanos un mínimo de subsistencia) y la sensación de hartazgo de las capas populares europeas y norteamericanas tras haber sacrificado dos generaciones en los campos de batalla de dos guerras mundiales (no está de más recordar que Churchill pierde las elecciones en manos del laborista Attlee pocas semanas después de ganar la guerra)

De ahí surge el gran pacto social welfariano: un nuevo modelo de estructuración de la sociedad capitalista, que aseguraba a los ciudadanos unas rentas mínimas en caso de estados de necesidad (generalmente vinculadas con su previa aportación productiva y económica, al menos en la mayoría de modelos contributivos). Unas nuevas reglas de reparto del pastel. Sin embargo, lo que se olvida a menudo es que también la izquierda se dejó plumas en ese pacto –como en todos los pactos sociales, también el actual de las pensiones-: renunció, expresa o tácitamente, a construir otro modelo de sociedad diferente. Renunció al internacionalismo. Renunció a discutir el poder en el seno de la empresa. Renunció al control de la sociedad sobre la producción y la propia empresa. Renunció a un modelo de participación política y social más directo. Renunció, en definitiva, a la construcción inmediata del paraíso en la tierra, al “asalto de los cielos”. Cierto: no lo hizo toda la izquierda en forma expresa –sí, la socialdemocracia- Pero no es menos cierto que el pacto welfariano venía a colmar las expectativas mínimanente igualitarias de la mayor parte de las clases menesterosas, por lo que se acabó convirtiendo en el gran legitimador social del modelo social y en el gran dique frente al “peligro rojo”.

Ya sé que esas son las verdades del barquero. Pero ocurre que vivimos unos tiempos en los que hay que recordarlas, en medio del griterío vacuo. Griterío que omite algo evidente: el pacto welfariano ha sido dejado sin efectos por la oligarquía, tras la derrota sin paliativo de la izquierda, el triunfo del neoliberalismo y la instauración del “capitalismo popular” (causa última de la grave crisis sistémica actual) En otras palabras: ¿para qué han de seguir renunciando las clases opulentas al mayor trozo de pastel cuando no tienen amenazas, ni nadie que se les enfrente? Por eso la Seguridad Social les sobra. Quien quiera asegurarse su futuro en situaciones hipotéticas de necesidad que ahorre. Y si no se puede ahorrar o el estado de necesidad no lo permite, mala suerte. La vida es así de dura. En definitiva, el retorno a un modelo censitario de organización política, basado en la mera propiedad. En el que la libertad la ejerzan los propietarios, sin que la sociedad pueda interferir en el ejercicio sacrosanto de la misma y sin tener que aportar nada de sus ganancias. Hace pocos días un político de la derecha tan moderada como Duran i Lleida lo expresaba claramente, ya sin ambages, afirmado:” Si la sociedad quiere que aquí (por el Parlamento) vengan simplemente gente que no tenga nada de propiedad y quieren que ésta Cámara al final sea una Cámara de funcionarios y de gente pobre, pues vamos por el mejor de los caminos” (estoy seguro que Cipriano García soltó un exabrupto en el cielo de los pobres al oír tamaña desfachatez)

Lo terrible es que esas propuestas van ganando consenso social. Y lo hacen también entre las clases menesterosas –aunque ilusamente se consideren clases medias-, porque la izquierda ha renunciado a la didáctica de la política, en definitiva a explicar la fraternidad. No está de más recordar que el impuesto de sucesiones y el del patrimonio han sido derogados o capidismuidos por gobiernos que se dicen de izquierda –en el Estado y en Cataluña-: así, al parecer, se ganan votos (por cierto: ya estamos viendo los votos que se ganan). Y si cada vez hay más trabajadores que se quejan de lo que se les quita cada mes en materia de Seguridad Social –como ocurre- pronto asistiremos al debate de la privatización del sistema, como desde hace tiempo se está planteando desde diversas e interesadas instancias. Sin embargo, pocos recuerdan que los planes de pensiones privados han sido los principales afectados por la actual crisis económica, haciendo perder gran parte de sus ahorros a muchas personas, cuando no sumiendo a la miseria a muchos pensionistas de varios países. O como aquellas experiencias de privatización de la Seguridad Social en el cono sur latinoamericano han quebrado. He escrito ya en varias ocasiones como no deja de ser significativo el gran impacto mediático que tienen los periódicos informes que realizan supuestos analistas solventes –pagados por instituciones financieras- para demostrar la imposibilidad futura del sistema de Seguridad Social, anunciado su quiebra para un futuro inmediato: si se busca en las hemerotecas se hallarán estudios de hace veinte o menos años que auguraban la debacle para el años 2000 o el 2005. Sin embargo, los media apenas nada dicen de la crisis de los modelos de ahorro privados.

Con todo, lo que me parece más preocupante es que la visión actualmente hegemónica de la Seguridad Social es esencialmente economicista, obviando su contenido social, jurídico y político. Claro que hay que adaptar el modelo a situaciones previsibles de futuro: ¿es que acaso no lo hacían los indígenas americanos ante situaciones de escasez? Pero una cosa es ésa y otra, muy distinta, situar la Seguridad Social como un mero instrumento económico. Es algo más. Es mucho más: es una práctica de civilidad y de solidaridad social. Es un instrumento de fraternidad.

La izquierda ha renunciado en la práctica a dotar de mayor contenido a la fraternidad, dando por bueno el Welfare. Y ahora se acaba convirtiendo, atónita, en una simple valedora de ese antiguo pacto social. Pero es ése un pacto social que la contraparte –los opulentos- han dado ya por roto. Y cuando aquí hablo de izquierda me refiero a toda la izquierda: ¿Qué es, si no, el grito de traición que se lanza contra los sindicatos sino la simple reivindicación de las condiciones anteriores?

Si el pacto welfariano ya no está en vigor –y no lo está salvo para quien no quiera verlo- ¿qué impide a la izquierda reencontrarse con aquellas viejas reivindicaciones a las que renunció en su día? Si un contrato se rompe por una de las partes, la otra no está limitada por lo que en su día ambas pactaron y tiene manos libres en los compromisos adquiridos. Los juristas sabemos eso desde la antigua Roma, al menos. Pues bien, si la izquierda deja de ser prisionera del contrato extinto, quizás estará en condiciones de replantear nuevas propuestas sociales que reivindiquen renovada la fraternidad como eje de su discurso.

Y así: ¿por qué no superar el propio concepto de Seguridad Social y resituar la noción de fraternidad o solidaridad social en un ámbito más general? Pocas propuestas hay en ese sentido, salvo la conocida renta básica universal. Aún siendo un planteamiento interesante –minimizado injustamente en el debate político- creo que debería afinarse, en tanto que, en caso contrario, se corre el riesgo de que se acabe convirtiendo en un elemento de redistribución negativa de rentas (al menos, por lo que hace a la versión más purista de la propuesta)

Pero, con todo, si se replanteara la noción de fraternidad, creo que la izquierda estaría en condiciones de dar nuevas alternativas de civilidad, incluso desde el actual sistema. Y ello en base a tres parámetros: la unificación en un solo modelo de todas las rentas públicas ante estados de necesidad, la fijación de qué debe entenderse por ingreso mínimo asegurado y digno y la ampliación de supuestos causantes.

Se trataría, en primer lugar, de reunificar los diversos trazos de derechos de fraternidad que hoy existen, desperdigados e inconexos. Veamos: la cobertura de las situaciones de los ciudadanos en estado de necesidad –asistencia sanitaria al margen- la hallaremos hoy además de la propia Seguridad Social en sus niveles contributivo y asistencial, en los fondos y planes de empleo, Seguridad Social complementaria, políticas de dependencia, integración de las personas discapacitadas, rentas de ciudadanía, asistencial social, políticas activas de empleo, políticas familiares, etc. No existe ninguna coordinación entre esos instrumentos, generalmente corresponden a Administraciones diferentes –tanto vertical como horizontalmente-, obedecen a lógicas distintas y no tienen coherencia ominicomprensiva. ¿No sería necesaria la integración de todas esas políticas dentro un único modelo harmónico? Es decir, que los ciudadanos supieran cuáles son sus derechos ante los distintos estados de necesidad en que pueden hallarse a lo largo de su vida en una forma integrada y que se unificaran en una única contabilidad, aun con distintas fuentes de financiación. Sin duda que la unificación tendría efectos notorios en el costo social pero, además, sería una magnífica forma de hacer palpable la fraternidad como derecho de la ciudadanía.

Y en ese marco, cabría plantearse los límites de la fraternidad en relación con el mínimo vital de una renta digna –aún a costa de abrir la caja de los truenos corportativa-. Por poner un ejemplo: ¿tiene sentido que una persona pueda percibir la prestación de desempleo si tiene unas rentas muy elevadas, como hoy ocurre, mientras una buena parte de parados con evidentes necesidades no tienen ya ningún ingreso?; o ¿tiene sentido que una persona joven, que puede rehacer su vida y con ingresos suficientes, pueda percibir a lo largo de toda su vida una pensión de viudedad si ha tenido la desgracia que su pareja ha fallecido poco después de su unión afectiva? Mientras tanto, el sistema paga pensiones de viudedad mínimas a las viudas de pensionistas, que nunca trabajaron por motivos de separación de la vida laboral por matrimonio y filiación hegemónica cuando eran jóvenes y para las que se diseñó en su día esa prestación.

Y, por otra parte, ¿por qué renunciar a nuevas prestaciones, aún en el propio sistema de la Seguridad Social? Por seguir con la ejemplarificación: ¿por qué una persona que está pasando un mal trago en su vida, por causas familiares o personales, no tiene derecho a separarse momentáneamente del trabajo, con ingresos suficientes, a fin de rehacerse mínimamente del golpe sufrido? Un número importante de los procesos de incapacidad permanente que hoy se dilucidan en los juzgados responde a un arquetipo: mujer, madura, con escasa formación y empleo en actividades accesorias, con problemas familiares graves, que presenta una depresión no grave y, a menudo, una fibromialgia o un síndrome de fatiga crónica. Con los actuales parámetros ese cuadro no es, salvo excepciones, incapacitante. Y, sin embargo, parecería lógico que la legislación diera un respiro en su azarosa vida a esas personas, permitiéndoles un respiro. Cierto es que el número de prestaciones de la Seguridad Social se ha incrementado en los últimos decenios. Pero también lo es que ningún legislador se ha parado a pensar qué circunstancias pueden acaecer en la vida para que uno no pueda seguir siendo económicamente activo y dar una respuesta global a las mismas.

Saquemos a la economía de la Seguridad Social. O, mejor dicho, dejémosla limitada a un mero –pero necesario- carácter funcional o accesorio. Reivindiquemos la Seguridad Social como derecho de ciudadanía, como la muestra más importante de la fraternidad humana. Y hagámoslo con ojos nuevos, ya no cegados por la venda del pacto welfariano. Seguir empeñados en el cumplimiento de sus cláusulas es ya ahistórico. La auténtica alternativa emancipadora es la reconstrucción de un discurso alternativo desde la fraternidad redescubierta. Sin duda que el sindicato está siendo incapaz de resituarse en el nuevo escenario postwelfariano –el propio pacto de pensiones lo patentiza-. Pero no le culpemos por intentar parar el golpe lo mejor que ha podido, porque esa falta de adaptación a lo nuevo es propia de toda la izquierda. Lo otro, los gritos de traición, servirán para auspiciar el corporativismo y hacer manifestaciones. Pero, sin contenidos alternativos, no son más que la defensa de un pacto social caduco. Y, paradójicamente, también una defensa de las renuncias, en su momento de la izquierda.

Miquel Àngel Falguera i Baró
Magistrado Tribunal Superior de Justicia de Catalunya

sábado, 22 de enero de 2011

Túnez, ¿una revolución inesperada?

EL 14 DE ENERO LOS TUNECINOS ECHARON AL DICTADOR TRAS MULTITUDINARIAS PROTESTAS
Túnez, ¿una revolución inesperada?
Santiago Alba Rico, escritor y filósofo

Con un crecimiento medio del 5% durante la década pasada, el FMI ponía a Túnez como ejemplo de las ventajas de una economía liberada de las trabas proteccionistas y en el año 2007 el Foro Económico Mundial para África lo declaraba “el más competitivo” del continente, por encima de Sudáfrica. “Kulu shai behi”, todo va bien, repetía la propaganda del régimen en vallas publicitarias, editoriales de prensa y debates coreográficos en la televisión.
Mientras el Gobierno vendía hasta 204 empresas del robusto sector público creado por Habib Bourguiba, el dictador ilustrado y socialista, se multiplicaba el número de 4x4 en las calles, se construían en la capital barrios enteros para los negocios y le loisir, y hasta siete millones de turistas acudían todos los años a disfrutar de la creciente infraestructura hotelera del país.
En 2001, cuando se abrió el primer Carrefour, símbolo y anuncio del ingreso en la civilización, algunos podían hacerse la ilusión de que Túnez era ya una provincia de Francia. Era un país maravilloso: la luz más limpia y hermosa del mundo, las mejores playas, el desierto más hollywoodesco, la gente más simpática. No se podía hablar ni escribir, es verdad, pero a cambio la gente engordaba y el islamismo reculaba.
La UE y Estados Unidos, pero también las agencias de viajes y los medios de comunicación contribuían a alimentar la imagen de un país más europeo que árabe, más occidental que musulmán, más rico que pobre, en transición hacia la felicidad del mercado capitalista. No se podía ni hablar ni escribir, es verdad, y también es verdad que ocupaba el segundo lugar en el ranking mundial de la censura informática, pero el esfuerzo del Gobierno merecía una recompensa: Túnez organizó una Copa de África, un Mundial de Balonmano y en 2005 una insólita Cumbre de la Información durante la que se ocultó al mundo una huelga de hambre de jueces y abogados y se detuvo a periodistas y blogueros.
A poco que alguien se hubiese molestado en rascar bajo esa superficie bien barnizada habría descubierto una realidad bien distinta. Porque lo cierto es que Carrefour y los humvee –y la vida nocturna en Gammarth– ocultaba no sólo la normal represión ejercida por Ben Ali desde 1987, sino también la desaparición de una clase media que había comenzado a formarse en los años ‘60 y había sobrevivido a la crisis de finales de los ‘80. Unos pocos entraban en el Carrefour y otros muchos salían del país: hasta un millón de jóvenes tunecinos –sobre una población de diez millones– viven fuera, sobre todo en Francia, Italia y Alemania.
Mientras una minoría dejaba el francés por el inglés y despreciaba, por supuesto, el dialecto tunecino, la enseñanza pública se degradaba de tal modo que el último informe PISA relegaba a Túnez a uno de los últimos diez lugares de la lista de la OCDE. Mientras, veinte familias disfrutaban del ocio en los Alpes o en París, el paro aumentaba hasta alcanzar el 36% entre los más jóvenes y entre los diplomados y licenciados pasaba de un 0,7% en 1984 a un 4% en 1997 para dispararse a un 20% en 2010. En el espejo del Carrefour –en medio de la publicidad atmosférica que invitaba a un consumo inaccesible–, los jóvenes de las banlieues de la capital y de las regiones del centro y sur del país parecían conformarse con poder disfrutar de ese reflejo. ¿Quién se beneficiaba de este crecimiento bendecido por el FMI y por las instituciones europeas? La familia de Leyla Trabelsi, la segunda esposa del dictador, hasta tal punto dueña del país que muchos se referían a Túnez (la Tunisie) como La Trabelsie.
Ben Ali y su familia política, mediante privatizaciones opacas, habían convertido el Estado en el instrumento de un feudalismo parasitario del capitalismo internacional. La lista de sectores saqueados por el clan resulta apenas creíble: la banca, la industria, la distribución de automóviles, los medios de comunicación, la telefonía móvil, los transportes, las compañías aéreas, la construcción, las cadenas de supermercados, la enseñanza privada, la pesca, las bebidas alcohólicas y hasta el mercado de ropa usada. No puede extrañar que, durante las revueltas de estos días, se hayan asaltado tantos comercios, empresas y bancos; se ha hablado de “vandalismo”, pero se trataba también de un vandalismo certero o, en cualquier caso, de un vandalismo que, incluso cuando se desencadenaba al azar, inevitablemente acertaba: golpease donde golpease, golpeaba sin duda una propiedad de los Trabelsi.
Pero el 17 de diciembre una chispa iluminó de pronto el monstruo y reveló asimismo, como explica el sociólogo Sadri Khiari, que “no hay servidumbre voluntaria sino sólo la espera paciente del momento de la eclosión”. El gesto de desesperación de Mohamed Bouazizi, joven informático reducido a vendedor ambulante, puso en marcha un pueblo del que nadie esperaba nada.
Un ciclo lunar después, el 14 de enero pasado, tras cien muertos y decenas de metástasis rebeldes en todo el territorio, la ola rompió en el centro de Túnez y alcanzó su objetivo. Ya no se trataba ni de pan ni de trabajo ni de Youtube: “Ben Ali asesino”, “Ben Ali fuera”. El peligro no ha pasado, la lucha continúa. Pero ahora hay un pueblo que libra las batallas. “El 14 de enero es nuestro 14 de julio”, repiten los tunecinos. Quizás el de todo el mundo árabe. De Marruecos al Yemen, de Argelia a Egipto, de Jordania a Arabia Saudí los tiranos tiemblan.

lunes, 17 de enero de 2011

Italia: referéndum en FIAT Turín

Italia: referéndum en FIAT Turín

Una derrota victoriosa, una victoria precaria

Por poco, pero ganó el estómago al corazón y el cerebro. Se celebró un referéndum en las instalaciones de FIAT en Mirafiori (Turín): el 54% dijo “Sí” al nuevo contrato, el 45% dijo "No", y eso que la campaña mediática a favor del "Sí" fue bien intensa. Votaron 5.139 personas -el 94,6%- y ganó el "Sí" por algo más de 400 votos, y aunque ganara, es difícil de creer que quienes votaron a favor del acuerdo, lo defiendan como tal. El nuevo contrato de FIAT Mirafiori prevé, por un lado, un endurecimiento drástico de las condiciones de trabajo (18 turnos, sólo tres pausas de 10 minutos, pausa para comer sólo a final del turno, o sea, 8 horas en la cadena sin comer, 120 horas extraordinarias obligatorias), lo que explica que el “No” ganara en todas las líneas de montaje así como en las de chapado, y que el “Sí” ganara gracias a los votos de los empleados de oficina (en gran parte son jefes y forman parte de la estructura jerárquica). Por otro lado, este contrato establece un peligrosísimo precedente en las relaciones sindicales y ataca a principios fundamentales del derecho del trabajo y la Constitución. Veamos cuáles. En primer lugar, se fija la no retribución en caso de ausencias reiteradas por enfermedad o porque éstas se produzcan coincidiendo “estratégicamente” con víspera de fiesta: se introduce así, según expertos en derecho laboral, una "lógica de la sospecha". En segundo lugar, en los artículos 1 y 2 del contrato se establece que el trabajador que acepta firmar el contrato individual queda maniatado en cuestiones de horarios, turnos, pausas y extraordinarias: no se podrá ir a la huelga por estos motivos so pena de una sanción disciplinaria que puede llegar al despido. En tercer lugar, el sindicato como organización pierde sus derechos, pues se ha excluido la capacidad de actuación de los sindicatos que no firman el acuerdo. En este caso, FIOM, sindicato del metal de la CGIL, mayoritario en FIAT, no podrá tener representación sindical. Más aún: el papel del sindicato será el de “encontrar soluciones coherentes con los objetivos compartidos” [con la empresa, ndt]. “Por consiguiente [las partes] “asumen la prevención del conflicto como un compromiso recíproco sobre el que se funda el sistema participativo”. Como si los sindicatos fueran los capataces de los propietarios.

La historia de Italia enseña que lo que ocurre en FIAT anticipa lo que ocurrirá en el resto de sectores del mundo laboral, de ahí que este referéndum se haya percibido como algo sumamente importante por sus consecuencias en el resto del país. Que se haya terminado el contrato colectivo y se convoque un referéndum -si salía el “No”, FIAT anunció que se iría de Italia, y Berlusconi se manifestó de acuerdo con la idea- para aprobar un contrato que modifica sustancialmente las condiciones de trabajo es algo gravísimo, pero ya había ocurrido en las instalaciones de FIAT en Pomigliano (el “No” obtuvo un 36%) en el referéndum que se celebró el pasado verano y se dijo que era un procedimiento extraordinario. Nada de extraordinario: lo que se teme es que este modelo de contratación basada en la atomización de los trabajadores -"o trabajas como digo yo, empresario, o al paro"- se convierta en sistema. Que el Estado italiano se convierta en una mera fábrica.

Es importante describir el marco local así como el entorno global en que se ha producido este referéndum. Cuenta Marco Revelli que en Turín vuelven a brotar, sobre todo en los barrios obreros, tiendas con vistosos carteles que dicen “Compro oro” en las que se adquiere de todo, prótesis dentales incluidas. Cuenta también que en 2010 en Turín ha crecido un 54,8% el número de embargos de viviendas, y que el 35-40% de los trabajadores del metal turineses ha recurrido durante el último bienio a la cesión del quinto del sueldo para pagar los plazos del crédito o sencillamente para llegar a final de mes. Visto con esta lupa, el valor de ese 45% de “No” es sobrehumano. Alejando el foco de Turín y centrándolo en China, Galapagos, analista económico de Il Manifesto, apunta que está a punto de estallar una “burbuja” debido a una demanda decreciente de automóviles que coincide con un aumento de la capacidad productiva tal que ha llevado al presidente de General Motors de Estados Unidos a confesar que, pese a que los estándares de seguridad aún resultan inferiores a los suyos, su grupo está estudiando la posibilidad de importar automóviles producidos en China (Il Manifesto, 14/1/2011, p. 8).

Volviendo a la escena italiana, en el centro aparece como protagonista Sergio Marchionne, Director Ejecutivo de FIAT. Para la patronal, para Berlusconi, y para gran parte del Partido Democrático en la oposición, esta figura es un “héroe”, "un capitán intrépido", que quiere “cambiar Italia”, “modernizar las relaciones sindicales”, y que habla con “claridad y dureza”. Para el resto, un gerifalte que gana 4 millones de euros al año más beneficios en stock options que, gracias a la subida del título FIAT en Bolsa, superan actualmente los 120 millones de euros. Un manager que gana más que todos los trabajadores de Mirafiori juntos, que paga sus impuestos en Suiza y no en Italia; un directivo al que no sólo no le pasa nada si el grupo FIAT vende un 17% menos en 2010, sino que sale directamente beneficiado si machaca a los sindicatos, al aumentar el valor del título en Bolsa. Recordemos en este sentido que en el último trimestre de 2010 el título ha aumentado un 33%. (En el capitalismo financiero la baja competitividad puede significar alta rentabilidad; en el capitalismo financiero, cuando uno oye baja productividad, hace bien en estar alerta porque puede estar ante otro caso de bancarrota pilotada como el de Alitalia).

¿Cómo resistir a estos ataques? Contesta desde el campo de batalla Rajka Veljovic, responsable de asuntos internacionales del sindicato serbio Samostalni, que recuerda a los trabajadores italianos que FIAT, al hacerse con Zastava, había despedido a 1.600 trabajadores: “Al menos los trabajadores de FIAT en el mundo deben estar unidos y hay que coordinar las iniciativas de lucha. Como por ejemplo, una huelga internacional. Lo venimos repitiendo desde 1999” (Il Manifesto, 13/1/2011, p.3) . En el otro frente, el ministro del Trabajo, Sacconi, anuncia una "evolución de las relaciones industriales" y Marchionne celebra "un cambio histórico". Pero la receta neoliberal para la gran crisis del automóvil consiste en la precarización del trabajo, y no en proyectos industriales que planteen otra movilidad, que es lo que pide el sindicato FIOM y lo que seguirá pidiendo en la huelga general que ha convocado para el 28 de enero. Los neoliberales siguen creyendo que han vencido pero subestiman el aumento de la miseria masiva y, por consiguiente, el crecimiento de la conciencia social. El 36% de "No" del referéndum en la planta de Pomigliano no se lo esperaba nadie. Todo el mundo pensaba que aquel referéndum sería un paseo para la FIAT de Marchionne, y sin embargo, no fue así. Señal de esta mayor conciencia social sería también que la intelectualidad, que llevaba años sin prestar demasiada atención a asuntos laborales, se haya volcado ahora con llamamientos -como el de Micromega- o cartas como la de los 46 economistas italianos, la de los investigadores italianos en el extranjero, la de los estudiantes de la Universidad de Roma "La Sapienza", o la carta abierta al Presidente de la Repubblica de Rossana Rossanda.

¿Quién gana en este referéndum? En conjunto ganaron los empleados "de cuello blanco" de las oficinas, pero también es cierto que los trabajadores de las líneas y de chapa ganaron en su terreno. Ganaron los sindicatos UIL y CISL que firmaron el contrato, pero pierden consenso, pues esperaban un 80% de votos afirmativos. Gana asimismo Marchionne, que, sin embargo, sale derrotado políticamente, a diferencia de la FIOM, que sale reforzada. Empeoran las condiciones de trabajo de los que han votado "Sí" ; en cambio, los que han votado "No", sin perder el trabajo, han ganado en dignidad y coraje.